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¿Cómo sobrellevar mejor tu paso por el paro?

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Espero que esto no parezca el título de uno de esos mágicos libros de auto-ayuda que a menudo casi nunca bajan de los veintipico euros.
 Lo que quiero es generar gratuitamente una reflexión. Hace años hablando con mi hermano sobre la vida y sus grandes sorpresas, me sorprendió con gran elocuencia con la siguiente frase de Rudyard Kipling: “El éxito y el fracaso son dos grandes impostores. Hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén”. Desde entonces, he pensado mucho sobre ambos conceptos y soy de la creencia de que un análisis realista de los fracasos puede aportarnos infinitamente más beneficios que la creencia de que estamos predestinados al éxito.  
A menudo el desarrollo de nuestra carrera profesional es fruto de una serie de contingencias y de un azaroso devenir de acontecimientos que nos van orientando hacia un tipo de puesto que nunca hubiéramos imaginado que íbamos a ocupar. Es ahí donde entramos en una dinámica nada halagüeña que puede desembocar en varias sucesiones de períodos de desempleo en pocos años. ¿Por qué? Porque la asunción de esos trabajos se basaba en una coyuntura azarosa: suerte, enchufe, hablar una lengua necesaria para el puesto, etc. A día de hoy muy poca gente comienza a trabajar en una actividad movido por una pasión y los que suelen hacerlo son considerados como locos ó outsiders
Estar en el paro nunca es fácil, sobretodo si se produce por una situación sobrevenida de bancarrota en tu empresa, o fruto de un error profesional grave, o bien por uno de esos llamados procesos de reestructuración que pueden dejar a gente absolutamente excelente en la calle. Sin embargo, puede haberse producido porque que no hayas conseguido demostrar tu valía en tu empresa, que realmente no valgas para ese puesto o que tu personalidad y forma de ser no se ajuste a los criterios de tu antigua organización. ¿Qué vas a hacer? ¿Hundirte y dirigir tu odio a tu antigua empresa? No. No merece la pena y además es bastante peligroso si quieres volver a reincorporarte al mismo sector por ejemplo. 
 En ambos casos, el camino a la cola del SEPE se puede convertir en una experiencia interesante y absolutamente transformadora. Para ello nos tenemos que hacer muchas preguntas y de alguna forma superaremos los miedos que al iniciar un proceso de desempleo se activan: 
 1. ¿Estaba trabajando en lo que realmente me gustaba?
2. ¿Estaba desempeñando mi trabajo en el contexto adecuado?
3. Aparte de las cualidades técnicas, ¿Tengo cualidades personales para seguir teniendo desarrollo profesional en  esa especialidad?
4. ¿Tengo la formación adecuada para mi anterior línea profesional?
5. ¿Tengo algún sueño profesional que cumplir?
6. ¿Cuál es mi auténtica pasión? - ¿Tengo las habilidades para convencer a todo el mundo de que puedo cambiar a esa nueva línea profesional?
  Es importante sobretodo empezar a cambiar la tendencia de asociar status social a un puesto determinado y acabar con la gran enfermedad mental ibérica que es la titulitis. He podido comprobar y creo que todos vosotros también que la calidad humana no está directamente relacionada con la magnitud del puesto que uno ocupa. Si eres contable y lo que de verdad te gusta es ser sexador de pollos, malabarista o taxidermista: ¡échale valor y a por todas!  Piensa en el nivel de relaciones personales que quieres. Hay pocas historias que me parezcan tan apasionantes en la red como conocer aquellas en las que la gente se cae del caballo y hace lo que de verdad quiere. 
 Sé que hacerse estas preguntas puede resultar propio, más bien de un personaje de “Alicia en el país de las maravillas”. Usted podrá decir –Mire lo que yo quiero es volver a trabajar y seguir teniendo la tranquilidad de dar de comer a mis hijos- Me parece lógico y absolutamente natural, pero si estoy seguro de que esas preguntas enunciadas anteriormente pueden ayudar mejor que nada en esa nueva búsqueda. 
 La vocación en la Edad  Media se definía como aquello que harías gratis y durante toda la vida. Sin llegar tan lejos, debemos de encontrar lo más parecido a la vocación, a aquello que nos haría saltar de la cama para ducharnos y vestirnos rápidamente para empezar esa actividad con energía. 
 Se le atribuye a Albert Einstein la siguiente frase: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Estoy de acuerdo, pero nadie nos ha enseñado a innovar en un contexto como el nuestro en el que es tan difícil hacerlo. 
 Si esta crisis tan agresiva va a tener un efecto interesante, ése va a ser el de desmitificar el tener un empleo como elemento dignificante del ser humano. Todos sabemos ya que no hay grandes diferencias entre las grandes empresas en sus modelos de gestión de recursos humanos. Que la universidad y las escuelas de negocios aportan más bien poco en la formación de profesionales y que tarde o temprano va a ser fundamental que seamos un país de locos emprendedores. Vamos a tener que convertirnos en quijotescos innovadores de la innovación e impulsar un nuevo  modo de pensar que nos haga independientes de nuestro deficitario país como funcionarios, ni de las grandes organizaciones. Tendremos que ser audaces y que nuestro sistema financiero, político y empresarial también lo sea.  
En nuestro país nos estamos empezando a preguntar por primera vez muchos clichés. ¿Es bueno comprarse un Audi cuando la empresa solo lleva dando beneficios tres meses? ¿Es aconsejable dejar de estudiar a los dieciséis para dedicarse a un oficio en la construcción cuando sabíamos que era una burbuja? ¿Es necesario comprarse un piso cuando se va más bien justito incluso con los dos sueldos? 
Creo que por lo menos estamos generando todos los factores para que en nuestra sociedad eclosione una gran reflexión que puede tener un efecto impactante si se canaliza con una hoja de ruta de acción desde el periodo de inactividad profesional.  
Cuando una persona está desempleada tiene que reajustar su economía y renunciar a determinados gastos superfluos a los que estaba acostumbrado. Aunque suene paradójico, el proceso que se sigue en esta nueva circunstancia nos hace infinitamente más libres que el proceso consumista en el que estábamos implicados cuando tenemos nómina. Cabe destacar que el desempleo nos brinda una gran oportunidad para enfocarnos y volcarnos mas hacia la familia: llevar a los hijos al colegio, estar mas encima de los prolegómenos de su actividad académica y educación, etc. 
Como repetiré muchas veces en este blog, salir del paro es solo cuestión de tiempo y actitud.

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